Falla humana masiva

Todavía recuerdo la sensación de aquella tarde cuando al llegar a casa mi padre me preguntó ¿Has visto a tu primo?, ¿Cuál primo? Le contesté intrigada.

Yo era aún una adolescente, pero recuerdo bien la zozobra que sentí al saber que uno de mis primos había desaparecido.

Si, desaparecido, producto de una infancia difícil en su hogar, también, de un par de insensatos adultos que vieron prudente ocultarle a su madre su paradero.

Para suerte de nuestra familia, mi primo siempre estuvo bien, pero segura estoy que para todos en mi casa ese hecho representó uno de los episodios más angustiantes como familia.

En menos de 72 horas habíamos peinado las calles, agotado el directorio, acudido a la policía y acumulado llanto, quieres llorar, pero la adrenalina lo impide.

Mi primo apareció y nunca reparé en cuestionar a mi tía por sus emociones, aunque las imagino, su hijo menor viviendo todos los infiernos posibles en la mente de un padre que no sabe dónde está.

También, siendo niña, recuerdo los titulares de las noticias de la noche y las mañanas, día tras día los medios hablaban de las muertas de Juárez.

Yo miraba el televisor y pensaba que Ciudad Juárez debía ser un lugar remoto, ¿Cómo podía alcanzarme tanta atrocidad?

Dice la Fiscalía del nuevo Nuevo León que la búsqueda de Debanhi fue una “Falla humana masiva” y coincido, no solo su búsqueda, también su muerte.

Y es que sucede que México, atraviesa por uno de los episodios más oscuros en términos de impartición de justicia y violencia en el país.

Hoy no solo es Juárez, también CDMX, Guadalajara, Quintana Roo, Nuevo León, Tamaulipas, Zacatecas, Monterrey, Chihuahua, Veracruz, Puebla, Tlaxcala no hay un solo estado del país donde no existan cifras de desaparición de mujeres.

No hay rincón de México donde mujeres y hombres no vivan las consecuencias de la descomposición social.

Colectivos feministas se pronunciaron este fin de semana en exigencia de justicia para el caso Debanhi, pero hay mil más sin resolver y donde escapa de las procuradurías y los gobiernos encontrar la solución a este problema.

Lo que sucede en México ya no se trata únicamente de esclarecer los hechos y encontrar a los culpables, esa clase de crímenes no tienen una forma de reparar el daño.

¿Cómo devolvemos las vidas que han sido arrebatadas?, ¿Qué clase de justicia le damos a una madre que encuentra en una fosa a su hijo/a?, ¿Quién paga los costos de una búsqueda de años?, ¿Cuántas vidas más se verán truncadas por hallar el paradero de un hijo, un hermano, un criminal?, ¿Merecen lo que vivimos las nuevas generaciones?, ¿Se vale este legado de violencia para nuestras hijas?

El caso Debanhi es una muestra de cómo se vive en nuestro país, pero también de las muchas carencias que tenemos como sociedad. Y ahí, todos hemos fallado.

Hasta la próxima…

@Naye_Romero89

nayelir31@gmail.com

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