La corrupción tiene un costo.
Y si se trata de la vida de personas inocentes es uno muy alto.
Si lo duda remítase a la línea 12 del metro de la CDMX, donde en 2021 la falta de pernos funcionales y soldaduras deficientes provocaron la muerte de 25 personas y 80 más resultaron heridas.
Pero la Línea 12 es solo un ejemplo.
Lo ocurrido recientemente en Aceros SIMEC en Xalostoc, Tlaxcala donde 12 trabajadores perdieron la vida tras la explosión de una caldera resulta algo similar.
Similar por la magnitud de la tragedia que cobró la vida de obreros inocentes.
¿Se pudo evitar? Eso lo dirán los peritos, pero si algo sabemos es que alguien en la Dirección de Protección Civil del Estado no está haciendo su trabajo.
¿Sabe por qué? Por la misma razón por la que explotan polvorines clandestinos.
Por la misma razón que operan antros sin las medidas de seguridad y sanitarias pertinentes.
Por lo mismo que un juego mecánico falló en el primer día de la Feria de Ferias.
Y usted debe preguntarse, pero si para abrir un negocio se requieren dictámenes de protección civil que se actualizan año con año.
Efectivamente, pero resulta que los dictámenes cuestan y los señores del dinero en lo estatal como en lo municipal solo están ocupados en recaudar.
La caldera que explotó en Aceros SIMEC había presentado fugas, mismas que nadie vigiló, reparó, observó antes de la tragedia.
Ni la CTM que les cobra sus cuotas a los sindicalizados.
Ni la empresa que les exige productividad a los obreros.
Ni Protección Civil y mucho menos la Secretaría del Trabajo. ¡Para qué!
La burocracia estatal está llena de ornamentos que cobran para no dar soluciones.
Burócratas que se ocupan de lo superficial como aparecer en la foto con la gobernadora, aunque las calles, colonias y sistemas no sirvan para nada.
En los ayuntamientos pasa igual, ahogado el niño buscan responsables. ¿Pero quién?
Mejor decir que los accidentes pasan, que la vida es así, que es una lástima, que nos conduele pero ni modo.
Como no son sus vidas, sus familiares, sus bienes, su bienestar, su futuro, su patrimonio, que ahí quede.
Razón tienen los obreros de SIMEC en molestarse cuando les piden volver a trabajar, a producir, a hacer más rico al noveno hombre más poderoso de México, al Rey del Acero.
¿Sabe quién le va a clausurar su empresa? ¿Quién lo va a multar como lo marca la Ley? ¿Quién le va a exigir que mejore todos los sistemas de trabajo para seguir dando empleos?
Nadie. Se lo firmo.
Naye_Romero89
